Las heridas de la infancia son heridas emocionales que pueden plasmar patrones en nuestra forma de sentir y ver la vida.
Vamos a conocerlas cuales son las heridas de la infancia.
Herida de la infancia 1: #Rechazo
Cuando la persona era pequeña no sintió ser aceptada por sus cuidadores. Esta percepción puede darse a partir de una experiencia real de rechazo o a partir de experiencias que fueron interpretadas como tal.
Los patrones que se pueden desarrollar son:
Busca la perfección en exceso: La persona no quiere equivocarse para no ser criticada.
Ser demasiado complacientes: La persona Evita desagradar para no volver a sentirse rechazada.
Relaciones falsas: En el intento de agradar siempre, tiende a mimetizarse dejando de lado su propia personalidad.
Herida de la infancia 2: #Abandono
Sentimiento de soledad profunda, puede darse porqué una de las figuras parentales no estuvo presente, o ambas, o por qué no hubo conexión emocional.
Los patrones que se pueden desarrollar son:
Gran necesidad de aceptación: Está muy preocupada por la opinión de los demás sobre su persona. Le importa más lo que dicen, que lo que lo que él o ella misma siente.
Hiper independencia: El depender de otros da miedo, por lo que prefiere mantener cierta distancia en sus relaciones. Evita que le cuiden.
Minimizar la importancia de las personas importantes en su vida: Por miedo que le dejen suele fingir que las personas importantes de su vida no son tan importantes y que no le importa si están o no están, incluso puede salir anticipadamente de una relación por miedo a que le dejen.
Herida de la infancia 3: #Humillación
La persona recibe el mensaje de sus cuidadores de que era “insuficiente”, “mala”, o que algo era “inaceptable” o no merecedora de amor o lo interpretó así.
Los patrones que se pueden desarrollar son:
Dificultades con el disfrute: Puede sentir miedo con las sensaciones agradables, pensar que no lo merece y que habrá alguna consecuencia.
Baja autoestima: Puede sentir que no tiene valor, que es inferior a los demás y que no es merecedora. También, puede aparecer una tendencia narcisista para compensar la baja autoestima.
Dificultades con el autocuidado: la persona no se siente merecedora del autocuidado por lo que se puede evidenciar en una falta de atención al cuerpo y necesidades emocionales.
Herida de la infancia 4: #Traición
En la infancia alguien importante su entorno realiza una conducta que rompe su confianza o interfiere en su bienestar.
Se da con personas con las que hay una dependencia, especialmente en el caso de los cuidadores en edades tempranas, pero también se puede dar en la adultez en relaciones cercanas.
Los patrones que se pueden desarrollar son:
Control: Querer influir en la vida de los demás en sus decisiones y en su conducta.
Desconfianza: Asume precipitadamente que los demás tienen malas intenciones.
Percepción negativa y pesimista del mundo: Siente que el mundo es un lugar inseguro, complicado y que va a tener experiencias negativas frecuentemente.
Herida de la infancia 5: # Injusticia
Se da en el caso de que se sientan a los cuidadores fríos y autoritarios. Quizás solo le dieron afecto a partir de sus logros, por lo que hubo una necesidad de “actuar” para recibir amor.
Los patrones que se pueden desarrollar son:
Miedo a perder el control: Puede buscar el control a toda costa. Que todo nos salga bien y no generar problemas.
Exigencia: Exigir demasiado. No mostrar la vulnerabilidad y/o debilidad, dificultades emocionales. Querer mostrar al mundo que todo siempre está bien.
Búsqueda de poder y logro: Al haber recibido afecto al logro, puede mantener la misma tendencia de adulto, con expectativas muy altas sobe uno mismo.
¿Cómo sanar las heridas de la infancia?
Sanar las heridas emocionales de la infancia no es una tarea fácil, pero tampoco imposible.
Son condicionamientos profundos a veces difíciles de detectar, el primer paso es verlos y querer sanarlos.
Luego es un trabajo diario, sentir aquello que nos quiebra, reconocer la emoción en el pasado y no en el presente, darnos la oportunidad de validarla y bajar la intensidad pasada para que no se repita de la misma forma en el presente y poder responder de una forma diferente, pensando diferente al respecto. En definitiva, que hoy no se presente con la misma intensidad que en el pasado.
Así es cuando las cosas realmente cambian.
Si crees que necesitas acompañamiento para este proceso, estaremos encantadas de poner todas nuestras técnicas en tus manos para tu bienestar y beneficio.