Actualmente convivimos con muchos cambios externos, que se perciben notoriamente por la rapidez en que se producen: La recesión económica, la pandemia, el clima, la política etc. Vivimos con incertidumbre hacia el futuro, como consecuencia se está elevando los estados de ansiedad los cuales si no se gestionan correctamente pueden convertirse en un verdadero trastorno.
En los comienzos de la humanidad el estrés servía como una alarma al cerebro activando la alerta de “peligro”, antiguamente era muy útil para sobrevivir en mundo hostil en el que todo era eminentemente peligroso, hoy en día que no necesitamos ya tanto de esa alerta, sin embargo, corremos el riesgo de dejarnos atrapar por la ansiedad de forma patológica, eso sucede cuando es demasiado intensa, duradera o si se presenta cuando no hay un peligro real.
Vamos a intentar entenderla para aprender a gestionarla mejor, por aquello de mejor conocer a tu enemigo….
Hay una serie de pasos que se repiten:
1- Surge un estímulo interno en referencia a miedos sobre el futuro, interpretaciones personales negativas sobre la realidad externa e interna. No se trata de un suceso en concreto que puedan causar ansiedad, sino que de interpretaciones subjetivas.
2- Nuestra mente tilda el estímulo como una amenaza y lo hace en base a experiencias y valores.
3- Es posible que se manifiesten síntomas físicos y psicológicos: palpitaciones, mareos, sensación de ahogo, vista nublada, insomnio, confusión, tristeza excesiva etc.
4- Nuestra mente busca distracciones para no lidiar con los efectos de esta emoción tan molesta: mirar internet, tomar fármacos y drogas, ver la televisión etc. pero pronto nos damos cuenta de que no funciona a largo plazo.
¿Por qué da bueno resultados la meditación?
La meditación es una técnica milenaria que muchos profesionales hoy adoptan a la hora de enfrentar crisis existenciales. Se trata de un entrenamiento mental para habituarse a pensar de manera diferente, cambiando viejos patrones, de tal forma que nos podamos permitir experimentar estados más positivos que nos lleven a vivir una vida más plena, armoniosa y satisfactoria con nosotros mismos, puesto que se incide en la propia mente del sujeto.
La meditación nos ayuda además vivir más en el presente y puesto que la ansiedad vive más en el futuro es muy probable que nos permita mitigar sus efectos.
En principio los noveles pueden seguir meditaciones guiadas o utilizar una aplicación, pero siempre es recomendable encontrar un buen entrenador/a de meditación el cual te dará todas las instrucciones necesarias para ir realizando un camino gradual correcto y bien focalizado.
Después de un tiempo, pronto aparecerán todos los temores y demonios, entonces será una buena ocasión para poner en práctica lo aprendido y poder afrontarlos de diferente forma, primero reconociéndolos para saber que mejor no reaccionar y estar en el presente.
Con la meditación entrenamos el no involucrarnos con un pensamiento, emoción, situación, porqué así se les quita poder a las aflictivas, por eso es importante entrenar a diario y verificar que las amenazas están sólo en nuestra mente. Esto nos permitirá también tener una actitud calmada incluso cuando haya un peligro real en nuestra vida.
Gracias a un estudio científico del 2018 en el que compararon la amígdala cerebral de meditadores expertos, noveles y no meditadores y en que en el primer grupo se comprobó que su amígdala estaba más conectada con la zona de regulación emocional de la corteza pre-frontal, sabemos que la meditación no sólo ayuda a gestionar mejor los pensamientos catastróficos sino que contribuye a reconocer los primeros síntomas de ansiedad para no alimentarlos, centrándonos en el presente.
Pero antes de llegar a ser expertos ¿qué podemos hacer durante el proceso de aprendizaje para gestionar la ansiedad?
Es aconsejable aprender a respirar, la respiración está muy unida a la mente, y existen técnicas específicas para calmarla, estas técnicas ayudarán con las sensaciones físico-psicológicas que nos debilitan. Hay varias técnicas de respiración, lo importante es familiarizarse con ellas en un lugar tranquilo para que podamos darnos cuenta enseguida cuando se están disparando nuestros niveles de ansiedad. Una vez se hayan reducido los síntomas físicos es importante tomar conciencia un par de minutos de lo que nos está pasando para así obtener así un alivio inmediato.
Hay que tener en cuenta que la ansiedad podría volver en cualquier momento para captar nuestra atención, el poder de los recuerdos puede ser muy seductivo, pero a la larga practicando y practicando, vamos entrenado nuestra agudeza para tratarla de otra manera y no dejarnos atrapar por ella. Al no reaccionar veremos que esas sensaciones que teníamos antes se desvanecen y cada vez vienen con menos intensidad.
Esto no significa que no podamos hacer frente a una hipotética situación de peligro, pero estaremos más centrados y podremos encontrar el remedio sin entrar en un círculo de preocupación.